El pasado 22 de noviembre CC.OO. publicaba en su blog la noticia que titulaban como
"Vergonzoso acuerdo del Parlamento de Canarias en materia de ayudas asistenciales
(acción social) para los empleados públicos" en el que criticaban (no si razón) el acuerdo de
la Mesa del Parlamento de Canarias por el que se incrementan las cuantías de las ayudas de
acción social en favor del personal al servicio del Parlamento, en contraposición con la
posterior resolución del Gobierno de suspender durante el año 2011 las ayudas de acción
social del personal al servicio de la Comunidad Autónoma.
Hace pocos días apareció en la prensa la noticia de la adjudicación por parte de la
Consejería de Empleo, Industria y Comercio al sindicato CC.OO. por una cuantía de 171.000
euros para estudiar el estrés. Esta noticia nos llega junto con un artículo de Manolo Marrero
destacado militante del STEC, en el que hace algunas reflexiones con las que, por supuesto,
estamos absolutamente de acuerdo y que resumimos a continuación:
Esta noticia aparecía hace unos días en los medios de comunicación locales. Y precisamente
me centro en ella, separándola de esas otras muchas que se publican con la intención de
desprestigiar al sindicalismo. La crítica a este hecho y a la acción sindical que lo rodea, la hago
desde la orilla de la defensa del sindicalismo que se pone al servicio de los trabajadores y
trabajadoras.
Que en momentos de crisis, en que el Gobierno de Canarias intenta justificar todos los
recortes que está haciendo en servicios públicos básicos, como la Sanidad, la Educación o la
inaplicada Ley de Dependencia, se produzca un hecho de estas características, una
información como ésta no deja de resultar no sólo curiosa, sino además insultante para esos
cientos de miles de personas que se encuentran actualmente en paro en el archipiélago,
viviendo muchos de ellos por debajo del umbral de la pobreza.
Se justifica además esta subvención a un sindicato por parte del Gobierno Autónomo, por ser
el proyecto "de interés social", es decir que le debiera interesar al conjunto de la sociedad, que
debiera atender a los intereses generales. Además, esta subvención pasa a la categoría de los
grupos selectos a los que se concede subvenciones a dedo, "porque sí", por decisión política,
sin concurrencia alguna a una convocatoria pública a la que todos puedan presentarse, y que
esté sujeta a baremos, méritos, y demás exigencias, que se le piden al común de los mortales.
Estos hechos son los que vienen a demostrar las curiosas connivencias entre el Poder y
algunas organizaciones sindicales y cómo se pueden explicar las causas de determinados
comportamientos sindicales (tanto en Canarias como a nivel de Estado) que han convertido a
esas organizaciones en apoyos incondicionales de los poderes establecidos para sacar
adelante sus políticas y consiguiente abandono de los intereses generales de los
trabajadores.
A esto se le suele sumar la perpetuación de unos grupos que, cual castas cerradas, convierten
al sindicalismo y a la política en su profesión, que generan dependencias internas para seguir
con el control de los aparatos y que, en definitiva, usan a las organizaciones en beneficio
propio y de los suyos. Son el autodenominado sindicalismo "responsable", favorecido y
favorecedor, firmantes de todo y subvencionados por cualquier motivo, incluso sin necesidad
de motivarlo...
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