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Becas versus contratos
El Claustro relativo a
la tramitación y debate del presupuesto
de este año celebrado el pasado 26 de
mayo puso en evidencia una cuestión
sobre la que convergen distintas
opiniones pero que parten de una base
común: la necesidad de regular la
política de becas de la ULL. De hecho,
una propuesta de resolución presentada
por el grupo claustral PAS por la Unidad
(PASU), y finalmente apoyada por la
mayoría del órgano colegiado, hace
referencia explícita a esta situación.
Según lo acordado, el Claustro deberá
conocer en el primer trimestre del
próximo curso cuál es la política de
becas, ayudas y créditos al estudio
ideada por la universidad, mientras que
la Junta de Gobierno habrá de elaborar
una reglamentación específica sobre este
asunto en el trimestre siguiente.
Pese a que la primera de
las propuestas de PASU sobre la política
de becas no fue aprobada (hacía
referencia a la supresión del aumento de
becas para aulas de informática y al
destino de esa cantidad a programas de
intercambio del alumnado), los alumnos
mostraron en el Claustro cierto
nerviosismo al tratar este asunto,
aunque en el punto cuarto de su
propuesta de resolución -sí aprobada-,
defendía que la Universidad de La Laguna
mantuviera, al menos, el esfuerzo
económico que realiza en la actualidad
dentro de su política de becas a cambio
de que éstas no tengan como fin la
suplantación de puestos de trabajo.
En general, y pese a
las mencionadas reticencias iniciales,
entre los representantes de los
distintos estamentos universitarios hubo
coincidencia en la identificación del
problema y en la necesidad de afrontar
una política clara y satisfactoria para
todos los intereses en juego, así como
la necesidad de una reglamentación a la
que debe sujetarse para evitar
situaciones injustas o de ilegalidad en
su desarrollo.
El portavoz de Plataforma de Estudiantes de Enseñanzas Técnicas y Ciencias (PEETEC), Carlos González Coderch, manifiesta su desacuerdo sobre algunas opiniones vertidas en el Claustro relativas a que las becas de informática no son formativas sino que suplantan puestos de trabajo. "Estas becas surgieron de una necesidad concreta, pero hubieran tenido que crearse igualmente porque resultan muy valiosas como prácticas de alumnos y ayuda económica complementaria a los estudiantes", de-clara. Para Coderch quizá haya que revisar los criterios y la normativa sobre sus funciones, "pero está claro que su utilidad es indiscutible", sostiene.
Por su parte, el portavoz del Sindicato de Estudiantes Canario (SEC), Rubens Ascanio, opina que su grupo ha venido denunciando desde hace tiempo la política general de becas, "pues éstas muchas veces llegan tarde o son insuficientes. Además, no se adaptan a los nuevos planes de estudio al exigir aprobar, al menos, el 80% de las asignaturas, lo que impide en la mayoría de los casos mantener la beca durante toda la carrera". Ascanio declara que las becas han descendido en número y cuantía desde 1994, "mientras el consejero de Educación apoya subidas de tasas por encima del 5%".
En cuanto a las becas de colaboración, el portavoz de SEC opina que hay que mantenerlas y ampliarlas, por ejemplo, en el caso de los colegios mayores. "Este tipo de becas es sólo una ayuda, ya que el problema se centra en la insuficiencia de la política general de becas en el ámbito estatal y autonómico".
Más personal
Dolores Mejías,
presidenta del sector de universidades
canarias del CSI-CSIF y miembro de la
Junta de Personal de esta universidad,
opina que la solución para dar un buen
servicio a la comunidad universitaria es
aumentar la plantilla del PAS en la
medida que sea necesario y, a partir de
entonces, convocar las becas
correspondientes, pero sólo para un
trabajo específico y por un tiempo
determinado, no pudiendo repetir dos
veces seguidas el mismo becario. "De
esta manera", asevera, "se evitarían
distorsiones en la prestación de las
funciones propias de los becarios,
procurando que no realicen funciones
administrativas propias del PAS".
Para
Soledad Muñoz, presidenta de la Junta de
PAS Funcionario,
los datos sobre la proliferación de
becarios en esta universidad durante los
últimos años resultan preocupantes y se
han convertido en motivo de
controversia."Explicar la postura de
la Junta de Personal sobre esta cuestión
en un espacio tan reducido no es
complicado, pero sí argumentarla
adecuadamente. La finalidad esencial de
una beca es la de formar al alumnado
compensándole económicamente. Cuando a
cambio de esa compensación económica se
le exige el desempeño de un trabajo que
no incidirá de manera importante en su
formación, se está pervirtiendo la razón
de ser de la beca y la creación de
puestos de trabajo", argumenta. "Nos
encontramos entonces", continúa, "con
trabajadores encubiertos que resultan
mucho más baratos a la Administración.
Por eso, nuestra postura es de oposición
radical a esa clase de becas, y la
mayoría de las existentes hoy en la ULL
lo son".
La misma opinión
comparte Blas Parrilla, de Intersindical
Canaria y presidente del Comité de
Empresa, quien añade que hay que
dignificar la figura del becario de
colaboración a través del
establecimiento y reglamentación de una
política de becas por la universidad que
evite la discriminación por razones
económicas del alumnado atendiendo al
nivel de renta, la distancia geográfica
y el rendimiento académico, "sin que por
ello se tengan que ver afectadas las
dotaciones de personal de administración
y servicios".
Dar ejemplo
Para el rector de la
Universidad de La Laguna, José Gómez
Soliño, los becarios colaboradores son
figuras con una larga tradición en
muchas universidades del mundo
occidental. "Su función no es la de
suplir lagunas en la plantilla del
personal propio de las universidades,
sino la de ofrecer a los estudiantes
oportunidades formativas y ámbitos en
los que poner en práctica sus
conocimientos teóricos".
Gómez Soliño considera que la universidad, que está demandando a las empresas y organismos externos facilidades para que sus estudiantes puedan realizar prácticas, debe ser la primera en dar ejemplo. "Con ello facilitaremos la posterior inserción laboral de nuestros titulados y tituladas". El máximo representante de la institución académica cree no obstante que la labor de los becarios debe ser complementaria y nunca sustitutoria del trabajo que lleva a cabo el PAS. "Estoy convencido", concluye, "de que la comunidad universitaria valora muy positivamente la contribución que efectúan nuestros actuales becarios y becarias".
José Ambrosio González
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