Todos debemos implicarnos.

 

     

           El Comité de Empresa y los sindicatos representados en él, hemos llegado al acuerdo de presentar todos nuestra renuncia e iniciar el proceso de convocar elecciones nuevamente. Creemos que es la mejor salida a la situación en la que nos encontrábamos, por el bien del personal laboral.

La propuesta presentada por Intersindical Canaria demuestra, a todas luces, la incapacidad de sus dirigentes actuales de llegar a ningún acuerdo con ninguno de los otros grupos para dar salida a la actual situación. No creemos que sea una cuestión de organizaciones sindicales, sino más bien de personas y dirigentes concretos.

Esto significa que nuevamente hemos decidido presentarnos a esta convocatoria y que lo haremos en las mismas condiciones en que lo hicimos hace un año. En las mismas circunstancias, en relación a nuestros planteamientos con respecto al colectivo del PAS laboral. Nuestra intención nunca fue la de contribuir más a la división del personal. Nuestra intención no fue nunca, ni ahora lo es, dejar de lado al colectivo de Intersindical Canaria, ampliamente mayoritario entre nuestro personal -absurdo sería no reconocerlo-. Es más: nuestra intención nunca fue abandonar nuestra afiliación en él, pero, recuérdese, fuimos expulsados por intentar manifestar posiciones distintas y no querer ser manipulados por una sección sindical absolutamente inoperante y antidemocrática.

         Seguimos aspirando a lograr que se entienda que los objetivos comunes de nuestra plantilla son más importantes que la guerra de siglas y los intereses “sindicales”.

Es peligroso dejar nuestro destino y nuestro futuro en unas pocas manos ajenas y esperar que ese futuro que ansiamos se realice. Es necesaria la implicación de TODOS para que, a través de los logros colectivos, nos aproximemos a nuestros objetivos particulares.

Es necesario olvidar ciertas guerras que, otros intereses, nos hacen ver como nuestras propias guerras. El interés colectivo debería estar, esa es nuestra propuesta, por encima de luchas de poder particulares, o por encima de intereses de organizaciones sindicales que se han convertido en un fin en si mismas, y que olvidan, a veces, que el fin principal y primordial del sindicalismo, es lograr la mejora cotidiana de las condiciones de vida y trabajo de los trabajadores; de todos los trabajadores.